2008/03/06

Vianka


Cinco años de vida, tres de los cuales ha madurado mucho
más que aquellos que a los cuarenta siguen pensando tan solo en ellos mismo. La
preciosa muñeca real de sus familiares. Compañera favorita para discutir
cualquier tema, si es que antes se le dio a leer sobre eso. Mente de esponja
pero con su propia autoridad de pensamiento. Filosofa, amante de la lectura, y
de la investigación. Cinco años, 4 idiomas, 3 instrumentos, muy buena en el
ballet, con ya 2 cuentos y unos 150 obras leídas, libros de texto aun mas,
aficionada al estudio teológico. Esta conciente de mucho más de lo que nunca
estarán sus profesores pero ella misma eligió seguir en una escuela normal. No
se siente más o menos, juega como cualquier otro niño y no le parecen
corrientes. Sabe que es especial pero todavía al igual que el resto de las
personas no sabe si es bueno o malo. Ya no corrige a los adultos, solo deja a
todos ser. Su mejor amiga es su hermana mayor, de unos 11 años más. La conoce
mejor que nadie, y aunque ella si es grande y piensa como grande se toma un
tiempo para jugar con ella, le dice que nunca deje de ser niña solo por ser
especial sino siempre pensara que le hizo falta algo, le dice que todos debemos
hacernos los tontos de vez en cuando. Le hace caso, ya su hermana paso por todo
esto, y si eligió entrar a una escuela especial, no le gusto que todos se
sintieran superiores. Ella solo tiene que tomar el punto de vista de los demás
para entender su asombro hacia algunas cosas, y llevar sus libros sobre
astronomía y filosofía por si acaso se ve a un momento demasiado iluso para
interpretar el papel de ingenua. De todos sus juegos el que mas le gusta es ese
de saltar sobre las hojas en medio del otoño y esparcirlas, es en el único
momento del cual se alegra no tener conciencia de nada. Se olvida de todo lo
difícil de existir. Solo piensa en relajarse, divertirse y disfrutar de cada
segundo acostadas entre las hojas con ese olor a tierra mojada en sus fosas
nasales que la impregna de deseos de vivir cada momento como si no hubiese otro.
A veces su hermana va con ella, otras va toda la familia. Siempre ha pensado que
es de tarados pensar que se será princesa de toda una nación o jugar a serlo de
unas muñecas pero ella siente serlo de su pequeño reino que es su casa
compartido con su hermana. Las noches, desde su quinto aniversario de
nacimiento, las pasa creando estrategias de ajedrez y dibujando bocetos de
remodelación de los edificios del pueblo. Aprecia la música que invade toda la
casa al tocar el piano la hermana cada noche. Investiga en secreto sobre la
enfermedad de su madre, cada vez que ve al amante de su padre comprende que este
solo quiere hacer feliz a su madre antes de que muera y que probablemente nunca
pueda ser libre hasta que ella y su hermana se vayan de casa. Su hermana, ya no
puede ocultar las cicatrices en sus brazos, por lo menos no a ella, la presión
de ser vista siempre como mejor y el desprecio de las demás personas de su edad
han hecho que se vuelvan mas profundas y frecuentes pero no hará nada hasta que
la deje a ella segura al crecer, tiene la esperanza de que en todo ese tiempo
pueda dejar de hacerlo. No importa, esta entre sus amadas hojas, viendo al
cielo, situando imaginariamente las posiciones de los planetas sobre ella y
sonriéndole a la cercana luna nueva. Cumple seis años hoy, le hacen una fiesta,
la decoración es anaranjada con el tema de seres fantásticos. Diez años después,
solo se arrepiente no poder llorar a su madre, ya se verán de nuevo algún día,
sobre todo lo demás, acostada entres las hojas y hojas en el patio de su
hermana, ve crecer a su sobrino acostado a su lado, piensa en lo feliz que ha
sido siempre y de lo feliz que será después.

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