Wahhh...

Con sus manos ambas despeina sus rizos naturales, mientras, la musica que se oye cerca la transporta a otras dimensiones. Cierra los ojos, llega volando a un mar sin agua donde gordos pulpos plateados recuerdan que respirar es lo primordial. Ella se recuesta en pudin de chocolate para tostarse al sol de medianoche con sus luces de neon. Siente el calor invernal en sus mejillas sonrosadas, extiende las manos al frente, arriba, como para agarrar algo, lo mas cercano son esas campanas naranja que hacen chirriar sus dientes. Toma al conejo de felpa que esta recostado a su lado bebiendo piña colada, deseando martini. Se sienta de piernas cruzadas como cuando era niña, toma al conejo con ambas manos y sin este pronunciar letra alguna ella entiende que desea pasear sobre los monos alados de la isla diminuta del mar inmenso. Ella nada en el mar inmenso de poliestireno expandido de color rosa hasta llegar a la orilla de la isla diminuta donde apenas caben sus brazos y el conejo. Abre los ojos, todavia le queda mas de la mitad del trabajo trivial que debera entregar mañana. Mira hacia arriba, hacia su techo blanco cubierto de nubes violeta donde aves doradas tocan el increible filo de las esquinas de las paredes azules. Se prepara nuevamente y comienza a cantar mientras sus dedos guiados por su intelecto dan forma fisica a la estructura mental del cuento inexpresivo de un periodo sin musas, sin emocion, invadido de una felicidad extrema que no posee motivos y reta la razon, pero eso no puede ser llamado amor, por lo menos no hacia otra persona sino hacia un conjunto de estas y hechos, objetos, figuras, letras. Sonrie, saborea el ultimo pedazo de brownie a la moda que le trajo su hermana. Piensa en que la tarea real no esta terminada, pero por lo menos escribio sin sentido un tiempo, y se olvido de lo demas, de la sin razon, de la patetica amiga que posee y quiere, de que los regalos no son perfectos pero por lo menos estan y de que el agua no debe acabarse nunca porque todavia quiere bañarse de nuevo en aquel rio que visita cada verano desde hace dos años. Quien sabe, talves publiquen su cuento, talves este sea el regalo perfecto y talves nada es como parece en realidad, talves deja de soñar tanto sobre peces y vuelve a discutir muertes.