2013/08/05

Picaflor

Me surge de la nada, luego de los cuarenta y tantos, en la llamada crisis de esta edad, el pensamiento de que en medio de esta temporada de estrés y ansiedad, debo despojarme de la única piel metafórica que me queda. Dejar atrás, por agrado, todo aquello que aunque común nos era inentendible, pura barbarie de sin razones. No es justo vivir solo con comodidades, decoro y fascinación irónica. Ni siquiera sentía ya el calor aunque estuviese a 39.8 C fuera. Es como si tantos años de ocultar este rostro sin mascara afectara mi tacto, incluso fallan por igual el oído y la vista cubiertos mucho tiempo por tapones y vendas. Lo que deseo ahora es un descanso, desvestir mi alma, para esto no me hace falta ser solo conveniente, ahora debo simplemente ser. Se supone que a esto me trajo lo que me gustaba, lo que anhelaba, mentiras con las que me auto-hipnotizaba para agradar a los demás. Los fines de semana nunca fueron para el juego inútil reservado para mi edades. No vivía sino mediante libros mientras que muchos lo hacían a través mio, cual figura proyección oblicua y permeable. Ahora que me llena la sabiduría, me encuentro en la posición de ponerle un alto a esa multitud que se apodera de mis acciones y, como el picaflor salir volando a mil por hora, solo haciendo lo que deseo y le hace bien al alma. 

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